SOBRE NOSOTROS.
¿De dónde procede el concepto Quidadoor?
Este concepto nace de la experiencia, de la necesidad y del Quid Pro Quo, “una cosa por la otra”, del balance entre personas que tienen necesidades que confluyen en una propiedad desatendida y que abre su door (puerta) a la habitabilidad, a la esperanza, al desarrollo y tranquilidad de las dos partes implicadas: la propiedad y el quidadoor.
La idea partió de Belén López, aunque quedaban muchas condiciones para que se diera el cultivo. Su actitud muestra este espíritu del quidadoor y es por eso que describimos su experiencia:
Trabajó en varias ciudades, en multinacionales y PyMes, durante más de dieciocho años, ocupando distintos puestos de responsabilidad.
Años después, mientras dirigía un departamento en una industria Química, enfermó por estrés y tuvo que dejar el mundo laboral hasta recuperarse. Gran oportunidad y gran paso hacia lo venidero.
Siguió con formaciones de vertiente humanista dándose cuenta de que acompañar y facilitar la vida a personas en su desarrollo era lo que le llenaba. Los comienzos en un nuevo sector fueron difíciles y requerían ingresos para costearse un alquiler y sus gastos adheridos. Por ello, fue desarrollando un espíritu sostenible, recibiendo en algunos momentos cesiones de propiedades que mejoraba y atendía. De estas acciones generosas y de momentos cruciales para romper con todo lo anterior y de ser fiel a ella misma y lo que quería en su vida, nació el proyecto Quidadoor y de ahí, las ganas de trasladarlo y expandirlo a más personas. Una inolvidable experiencia llena de agradecimiento que contribuyó a su realización en momentos de crisis.
«De otra manera, no hubiera sido posible»
«Toda aquella persona que me facilitaba el camino, de alguna forma, se veía favorecida.
¡Es lo mínimo que podía hacer!»

Finalmente tras un largo viaje humanista, como coach y terapeuta haciendo uso de sus herramientas, pudo enfocarse hacia lo que verdaderamente quería: facilitar. Inspirada por lo rural, recordó la añoranza de trabajar en la tierra y de aprender de ella. A través de una plataforma digital, se hizo voluntaria en una preciosa finca ecológica, una gran experiencia mientras se iba gestando el proyecto Quidadoor.
El cuidado de la tierra, de un lugar y del entorno, junto al trabajo en equipo, acompañar a personas, facilitándoles las herramientas para su desarrollo es su propósito. Lo que todo ello unido y viendo la situación difícil de personas menos afortunadas, esperanzada con la solidaridad generalizada que se despertó durante el confinamiento, dio como resultado este proyecto:
Quidadoor, compartir desde el excedente con un retorno mutuo favorable.
Y son a estas personas en situación difícil y a los propietarios de segundas propiedades a los que conecta, para que personas con el pèrfil de un quidadoor se puedan sentir seguros y confiados, y con ello, desarrollarse según la pirámide de Maslow tras tener seguridad, sin miedos ni preocupaciones aunque sí actuando desde el agradecimiento, revirtiéndolo en el cuidado, atención y protección de la propiedad cedida.